sábado, 27 de septiembre de 2008

Espiando la zona oscura


Con ansia de explorador, el cuerpo dispuesto como un campo de ensayo y un manojo de reglas que pueden inventarse cada vez; así se aventura el cronista en prácticas de sexo radical como el S/M o el bondage. Un viaje al reino del dolor y la sumisión, donde los destellos del placer conjuran a la muerte. Una reivindicación del goce sin ninguna corrección política; pero eso sí, siempre de común acuerdo.

”Ha entrado y yo llevaba las cuatro fajas de sábana en los brazos, como los atributos de un rito, de un bautismo. Yo había dejado a la vista el negro falo inflado de agua hirviendo y engrasado, las disciplinas, las pinzas de la ropa, no ha puesto expresión de sorpresa. Le he dicho: ¿quieres ser mi víctima o mi verdugo?” (Los perros).

Por la promesa que encierra, este texto de Hervé Guibert podría provocar temblores mayores que cualquier sucesión de imágenes del canal Venus, el clásico “mete y saca” de unos órganos sexuales en general bien dotados para el ojo de la cámara, o para el espectador que busca menos masturbarse que observar en estado alfa cómo otros supuestamente gozan por él. No es que las rutinas pornográficas de la televisión de cable carezcan para el mirón de combustible sexual, muy útil además para los encuentros de alcoba. Antes bien, la escena pornográfica puede ejercer como salvación de ese encuentro de dos, al meterse con ellos en la cama y hacerse cargo del deseo. Pero Los perros recrea algo más allá de ese tercero hospitalario: a través de la puesta en acción del juego sadomasoquista (S/M), el texto invoca un momento mesiánico, un raro goce siempre por llegar, en cuya espera el cuerpo —el sujeto de ese cuerpo— deviene campo de ensayo radical de dolor y placer, de acuerdo con un pacto entre quienes se eligen víctima o verdugo. Quizá después vendrán las caricias, los besos y el reposo, lo que dentro de la subcultura S/M llaman, en su lengua de origen, “el after care”, el cuidado posterior, que todo buen Amo debe procurar a su esclavo, a riesgo si no de perderlo. Ternura que adviene acaso tras una experiencia extrema de disolución.

Hay no obstante que aclarar que el S/M es apenas una de las prácticas sexuales que forman parte de una cultura mucho más vasta, cuya sigla, surgida en 1991, es el BDSM. Prácticas que se relacionan a menudo entre sí: Bondage (ligaduras); Disciplina; Dominación y Sumisión y Sadomasoquismo. La subcultura leather, o de cuero, surgida en los ‘50 entre la comunidad gay californiana y neoyorquina, está estrechamente vinculada al BDSM.

“El relato de Guibert fue para mí como un disparador, algo que venía a pintar eso que se me cruzaba por la cabeza desde chico. ¿Cómo sería sentir que estás a merced de un ogro? Todavía no sabía bien el nombre de esa experiencia del relato. Al mismo tiempo, yo me calentaba mucho con unos personajes de Titanes en el ring, sobre todo Míster Moto. Cuerpos musculosos y agresivos, imaginate cómo me puse cuando vi por primera vez los dibujos de Tom de Finlandia. Lo del cuero, que viene muchas veces tan asociado al S/M, era apenas un agregado. No era como en otros un fetiche, una condición para hacer plena la fantasía. Entonces empecé a investigar por Internet y me puse en contacto con mi primer Amo. Así fui aprendiendo códigos con él y negociando las características del primer encuentro. El tipo no esperaba a cerrar la puerta y ya en la escalera me ponía una bolsa en la cabeza. Era como si alguien te asaltara con violencia y vos decidís no luchar, entregarte, y eso fuera entonces tu manera de hacer cargar al otro con la responsabilidad de tu existencia. A ver qué hacés ahora conmigo: te cedo el poder, sos mi Señor pero, ojo, esa posición te la tenés que ganar todo el tiempo. El juego de poder es fluido, exige que yo te vea y decida subirte al trono. Porque en tu presencia intuyo tu saber, del que me voy a alimentar. Enseguida vinieron las experimentaciones con el dolor, las ataduras o bondage; al tiempo me puso un collar, me dijo: ‘Esta es una señal de entrega hacia mí, de amor. No se lo doy a cualquiera’. Soy tu perro, le dije, y no me da asco comer de un plato en el piso. Después de la sesión nos quedábamos conversando de películas o libros y muchas veces dormimos juntos abrazados a la noche, cogiendo según las normas comunes. Mis encuentros S/M tuvieron lugar a lo largo de un año, y son recuerdos muy intactos. Dejé la práctica porque me quedaban marcas en el cuerpo y no podía desnudarme delante de mi pareja, que no sabía nada de mis escapadas. Además, el dolor de entre semana persistía y no sé por qué ahora eso me ponía sobre todo triste. Podría definir ese sentimiento como el de un pibe que fue abandonado en una casa vacía y está esperando a que el mayor vuelva. Era como un bajón después del éxtasis. Pero haber entrado en ese mundo me dejó una resistencia al dolor físico que todavía me asombra. Mi cuerpo tuvo a través del Amo la posibilidad de llegar más allá de lo que yo imaginaba, y le quedó, digamos, una especie de sabiduría.”

Sabiduría del cuerpo. Las prácticas de Adrián —de él se trata el testimonio— llevan a pensar en las constataciones del filósofo Michel Foucault. El BDSM sería, según su descripción, un trabajo de conocimiento, más cercano a un arte de vivir el deseo, a una ascesis, que a la verdad misma del deseo que postula el psicoanálisis, soterrado en el inconsciente. Importaría acá menos una ciencia que dé cuenta del origen y clasificación de sus goces —por ejemplo, qué fantasma edípico está detrás de ellos— que una determinada forma autónoma y ascendente de explorarlos o reinventarlos. Así, la humillación de un sumiso que debe limpiar la mierda de su dominante, el dolor de un esclavo, se convierten en experiencias que los trascienden. Su cuerpo, su mundo imaginario, será un espacio estratégico para desplegar sensaciones de placer impensadas. Ya el hecho de que el juego S/M no tenga como eje anatómico los genitales sino más bien toda su superficie, recorrida por instrumentos extraños y específicos, aleja al cuerpo de una tradición de goce que lo constreñiría necesariamente a penetrar, a ser penetrado según el mandato bíblico. En un artículo de 1977, Foucault —fascinado con sus visitas a los centros S/M gay de San Francisco— proclama: “¡Abajo con la dictadura del sexo...! Estoy a favor de la descentralización, la regionalización, la privatización de los placeres”. Como se ve, toda una plataforma teórica y política donde el sexo querrá hallar otros ejes que no residan sólo en la hondura y el imperio de los órganos sexuales. No se buscaría, pues, emancipar un deseo cuya verdad y producción han sido establecidas de antemano sino de innovar, de crear otras formas. No se trata, tampoco, de un programa autoritario al estilo del Marqués del Sade, de quien Foucault se iría alejando, hasta llamarlo “el sargento del sexo”. Al formularse la pregunta de Guibert —“¿Quieres ser mi víctima o mi verdugo?”—, la escena sadomasoquista moderna se construye bajo la regla permanente del consenso.

La práctica del fist fucking, “coger con el puño”, es toda una variante de goce, la única práctica sexual inventada en el siglo XX y en el interior de la cultura S/M californiana. Pone en primer plano una región del cuerpo que no tiene la función clásica de producir placer: el puño, el brazo. “Un arte —dice la teórica queer Gayle Rubin en The Catacombs— que necesita seducir uno de los músculos más sensibles y estrechos del cuerpo.” Algo que fue definido como “yoga anal” y que requiere para su ejecución un ámbito de silencio, de intimidad y de confianza.

Un cine XXX céntrico porteño, un club de hombres de cuero sobre la calle Viamonte, nos regala un fresco de fabulosa masculinidad emperifollada de insignias alrededor de la barra del bar. De pronto, dos que evocan a motoqueros americanos de los años ‘50, y que acaban de contarse la semana con una cerveza en la mano, se pierden en un laberinto penumbroso hacia una sesión de fist fucking. De la conversación y la risa de salón al silencio de una ceremonia que otros buscarán presenciar circunspectos. De la inquietud de ese silencio en la mazmorra a las quejas gozosas de uno de esos dos hombres. Su recto es ya una isla donde queda enterrada, junto con el puño del compañero, una larga tradición de sexo macho. A su lado, raros objetos rituales: un balde lleno y otro par de guantes. Mis ojos se inclinan ante el acontecimiento. Un varón que ofrece de ese modo su cuerpo acelera el universo, y con ese cuerpo que se abre al abismo hay algo en mí que también se modifica y aún no sé de qué se trata.

Me estoy sintiendo vivir cuando me dueles

La subcultura S/M del ambiente gay y lésbico de San Francisco y Nueva York se encontró en los años ‘60 y ‘70 con la incomodidad de una corriente de activistas que veían en toda esa parafernalia de estética militar o leather —y sobre todo en sus recreaciones de las formas de poder— una evocación enamorada del fascismo, algo más o menos impresentable en su reclamo de aceptación e integración igualitaria en la polis democrática. En su libro Public Sex. The Culture of Radical Sex, Pat Califia, en aquella época una lesbiana que se definía como “sádica” (un nombre irritante incluso para las Amas o dominantes femeninas) y hoy es transgénero, se quejaba de las organizaciones gays y lésbicas que pedían a los grupos S/M mantener en el closet su sexualidad, para admitirlos dentro del movimiento. El feminismo ortodoxo, que veía la pornografía en contigüidad con las formas históricas de explotación y sometimiento de las mujeres, llevaba además a las lesbianas S/M, como las del colectivo Samois, al ostracismo penitente. “Como misioneras británicas en la Polinesia, insisten en interpretar las prácticas sexuales de otros conforme su propio sistema de valores. Un perfecto ejemplo de esto es el debate en torno de la transexualidad. En su forma actual, el feminismo no es ya el mejor marco para el trabajo teórico sobre las sexualidades divergentes”, escribe Califia en 1980.

Eleonora D. Lud es una feminista anarco, del barrio de Montserrat. Siendo además BDSM, no usa cuero porque se decidió hace tiempo por la ética veganista. Es decir, no consume nada que provenga del sacrificio ni del abuso de los animales. Prefiere unos códigos de vestuario más cercanos al glam. Y ama ponerse portaligas para la sesión, medias de red, unas prenditas insinuantes que disgustarían a cierto feminismo. “El feminismo ortodoxo no entendió que en el juego BDSM aquellos términos y prácticas como roles, dominación o sumisión difieren de las relaciones de poder y opresión estabilizadas en instituciones, que son previas, rígidas y permanecen en la opacidad de lo cotidiano. Mirá, si no, la desigualdad en la retribución a la mujer por el mismo trabajo que hace un varón, o en el control de su cuerpo y la reproducción. Acá el punto es el consenso y el placer, no es como con esa esposa que el marido viene del trabajo y para descargarse le pega o se la coge contra su deseo. Se teatralizan las relaciones de poder, se hacen explícitas las estructuras de sometimiento o de crueldad, de jerarquías y opuestos. Esos modos de relacionarse pueden habitar en el núcleo fantasmático de mi deseo, y seguramente esté en toda sexualidad. ¡Cuántas parejas no han actuado en un momento alguna escena S/M, o D/S! Sin que signifique, digo, que quiero ser efectivamente violada por un batallón, humillada por un jefe o que quiero navajear a mi pareja. Por eso en este ambiente hay que estar muy atento en el momento de la negociación en no caer en manos de alguien que busque dañar en serio. Además, abundan los tipos que en realidad lo único que buscan es sexo con mujeres que suponen fácil. Eso se va aprendiendo en la socialización BDSM. Las chicas nos conectamos sobre todo por Internet, aunque ya existen algunos lugares de encuentros privados. A mí me parecería muy disruptivo que surgiera una comunidad de este tipo pero queer, es decir donde pudieran experimentar juntos lesbianas, gays, trans, cross-dressers o bisexuales.” Eleonora es switch, que en el lenguaje BDSM indica al que puede intercambiar los dos roles, el dominante o el de sumisión, según lo acuerde con el compañero o compañera. En el medio local es poco menos que una oveja negra. Incomoda, porque los roles, al parecer, no son acá tan fluidos como le hubiera gustado a Foucault. Y, para ella, desestabilizar los roles es una decisión, un goce de orden político. Le pregunto qué significan y cómo se escriben, además de ese término ilustrativo (switch), otros que me enumera: Vanilla, todos lo que no son BDSM. 24/7: algunas parejas de sumiso y dominante ejercen las 24 horas, los siete días de la semana. “La vida de mi mamá, pero en este caso con consenso”, se ríe Eleonora. RACK: “Risk Aware Consensual Kink”, que se traduciría como Racsa, riesgo asumido y consensuado para prácticas de sexo alternativo. EPE: intercambio erótico de poder. SSC: seguro, sano y sensato, consensual. Floggers: látigos utilizados para disciplinar. Pero, en fin, Eleonora sugiere que nada es definitivamente tan seguro y quizá tampoco tan sensato, como tampoco lo es en otras formas de sexualidad, pero plantear así el tema parece ser una buena estrategia contra los miedos de los primerizos.

“Hace ya varios años que no tengo sexo penetrativo. Eso significó para mí una transformación en el modo de gestionar los placeres. Fue una construcción creadora, en el sentido que tenía para Michel Foucault, y una deconstrucción de esa pieza históricamente tan bien armadita en Occidente que es el cuerpo sexuado y el uso recto de la sexualidad. Es una forma de resignificar en el sexo las estrategias de poder. Olvidarme de esa dimensión política sería como reducir la experiencia BDSM a un asunto de psicología, de hedonismo extremo, de producción en el cuerpo de sustancias químicas que llevan al nirvana a través del dolor. Algo de ese estilo está presente en Homos, de Leo Bersani.”

Leo Bersani, amigo de Michel Foucault, no es un teórico de la cultura caro al pensamiento BDSM. Nadie puede, sin embargo, dejar de admitir su lucidez, aunque disienta de sus críticas. Con el capítulo “El papi gay” entre las manos, les pido a Marcelo y a Matías, pareja S/M y miembros del Club Leather de Buenos Aires, una respuesta a Bersani, que consideraba en 1991 que, si bien las vuelve explícitas y levanta por tanto una represión social, en su abierta adhesión a las estructuras de poder —y al indisimulado apetito de éxtasis que éstas prometen—, la cultura BDSM sería en realidad cómplice de su subsistencia. Marcelo no duda: “Creo que esa visión pertenece a una época pasada en que todavía se privilegiaban ideales de una igualdad que muchas veces terminaba por ser meramente formal. Que en el caso de la comunidad Glttb suspendía las diferencias de posición, que en la realidad seguían intactas. Esos ideales fueron necesarios en un proceso político que va desembocando en la adquisición de derechos civiles, en una seguridad jurídica que se fue extendiendo. Veo un cambio de percepción de la cultura BDSM hacia mediados de los años ‘90, cuando el horizonte de igualdad legal ya está afirmado. Plantear opuestos, gestionar las diferencias, vuelve entonces a resultar atractivo. Ahí se fortalecen ciertos grupos de intereses sociales específicos, como el nuestro. Empieza un período de visibilidad BDSM, en la que Matías y yo militamos hoy en la Argentina. Antes de 2000 aparecen en Buenos Aires los clubes Fierro Leather y después el nuestro. Las primeras reuniones comunitarias se hicieron en el cine ABC y en Tomás. En la Argentina va evolucionando, pero de a poco, nuestra aceptación dentro de la comunidad Glttb. El nuestro es un contexto social similar al mexicano, de un cierto avance de derechos igualitarios y lenta revalorización de lo diferencial. Hoy la gran escena BDSM está en Alemania, en Barcelona, y no tanto en Estados Unidos, donde el ámbito público fue decayendo por efecto de las políticas conservadoras de estos años, que terminaron por minar los ambientes alternativos”.

La hipótesis de Marcelo se completa con una intuición que hubiera entusiasmado a Reinaldo Arenas o a Néstor Perlongher. Para él, las prácticas BDSM vendrían a restituir por una vía lateral un modelo relacional de opuestos que había sido repudiado en el auge de la cultura gay igualitarista, como el del chongo y la marica, el tío y el sobrino, el fuerte y el débil, pero privándolo de las estructuras y efectos de dominación históricas.

La voz profunda, la actitud magistral de Matías cuando habla, me perturba. Es Amo, pareja de Marcelo, aunque tiene otros esclavos, y por alguna razón en su interior mi cuerpo lo adivina antes que mi conciencia. Es el primer dominante con el que converso desde que inicié mi investigación. Defiende en nombre de la diversidad el derecho de los leather a buscar lo que les gusta, la masculinidad: “Quienes nos tildan de machistas están equivocados. No revalorizamos al macho en tanto que macho sino un gusto por las formas, unas formas además muy codificadas”. Cuando se piensa en sus prácticas corporales, desvirilizadas en su acepción clásica, uno puede admitir esos argumentos. Matías compara su función de Amo con la de un explorador de personalidades, un psicólogo atento al lenguaje de los cuerpos: “Al principio uno tiene que asumir la tarea del espía. En general —y es mi caso—, se accede al saber hacer S/M primero jugando como sumiso. Porque, por ejemplo, el arte de las ataduras con cuerdas, que remite a un viejo arte japonés, no es simple. Negociar un contrato, tampoco. No cualquiera tiene idiosincrasia de Amo y eso enseguida se nota. Si sos inexperto, tu sumiso puede detener el juego, aburrirse. Si te excedés y no respetás la palabra de seguridad, lo perdés y tu fama de loco corre por todos lados. Incluso existe el metaconsenso, esto permite detener por seguridad la sesión si pensás que tu sumiso está sobrepasado, embriagado, y por algún motivo no echa mano a la palabra clave”.

En su eminente embriaguez, el cuerpo S/M quizá sueña en última instancia con explorar la cercanía imaginaria de la muerte. En Un año sin amor, Pablo Pérez, aficionado al S/M agobiado por síntomas del sida, busca a través de un diario personal —a la vez reescritura erótica de su cuerpo— usurpar los tiempos y blasones de la muerte, que cree próxima, para vivificarse. La escena S/M se abre entonces para él como un campo propicio de restitución de placeres: “Cada orgasmo es para mí como un golpe eléctrico que me revive un poco, aunque sea por unos minutos; como un rayo que me trae de la muerte a la vida”.

Multiplicidad de dimensiones. Un Amo desconocido me pregunta por chat si conozco las reglas de la sumisión. La pregunta me recorre el cuerpo. “No las sé, Señor. Me gustaría aprenderlas de su mano.”

Alejandro Modarelli

El Reino de Patricia I y los ámbitos web
En general, la imagen que divulgan los medios de comunicación sobre BDSM es la de la dominación profesional, la figura un poco gore, un poco glam de una mujer reforzada en cuero, látex o vinilo y su látigo. La relación de la comunidad BDSM con ese oficio rentado es compleja y oscilante. En Barcelona existe un local de encuentro que no sólo admite la presencia de profesionales sino que la promociona, y otro cuyas normas taxativamente la prohíben.

Desde 1997, cerca de Praga, alrededor de unas antiguas mansiones ducales funciona The Other World Kingdom, un centro de dominación pago donde gobierna la Reina Patricia I. Ahí, todos los hombres son sus esclavos —como en esas familias S/M múltiples que existen en los países nórdicos— y le tributan impuestos.

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Eligen los 12 libros más importantes de la literatura gay y lésbica


Jesse Monteagudo, una autoridad en literatura gay y lesbica, ha trabajado con el archivo de la Librería Stonewall para realizar la recopilación de los los 12 libros más importantes en la historia de la literatura LGBT, y que fuera publicada por la web AfterElton.com.

A continuación, la lista realizada por el escritor:

1. LA BIBLIA

Más que cualquier otro libro, La Biblia le ha dado forma a la opinión que la civilización occidental se ha formado respecto a la homosexualidad. Sacadas de contexto, las (mal)interpretaciones de varios pasajes bíblicos han sido usados como excusa para asesinar, torturar, apresar, violar y discriminar a los gays, lesbianas y bisexuales a través de los siglos. Menos atención se le ha prestado a varios pasajes de pasión homoerótica: Ruth y Naomi, David y Jonathan, sin olvidarnos de Jesús y su "amado discípulo".

2. LOS POEMAS DE SAPPHO (alrededor de 600 años a. C.)

Sappho, la "musa decimal", escribió acerca del amor entre mujeres y en el camino hizo de su nombre y de su hogar (la isla de Lesbos) un sinónimo de homosexualidad femenina. A pesar de que la mayoría de sus poemas fueron destruidos o se perdieron, lo que quedó de ellos ha influenciado a artistas como Amy Lowell, Renee Vivien, Hilda Doolittle, May Sarton, Olga Broumas, Judy Grahn y a cualquier otra escritora lesbiana de los últimos 21 siglos.

3. EL SIMPOSIO DE PLATÓN (alrededor de 389 años a. C.)

Los clásicos diálogos de Platón no son solamente los mejores ejemplos del "amor griego" jamás escritos, sino que también logró que Sócrates, su maestro, se convirtiera en el sinónimo del amor gay de la misma forma en que Sappho lo es para el lesbianismo. Sócrates y sus compañeros de cena formularon una teoría clásica acerca del amor entre hombres: "No conozco mayor bendición para un hombre joven que está comenzando su vida que la de un amante virtuoso…" El Simposio, según Byrne R.S. Fone, "es de enorme importancia en la formación, contextualización y entendimiento de la imaginación homosexual y su tradición". "El legado de Platón", dice Warren Johansson, "le ha dado forma a las actitudes del hombre occidental respecto al amor por la belleza y su expresión sexual".

4. HOJAS DE HIERBA de Walt Whitman, tercera edición (1860)

La edición de 1860 de la obra maestra de Whitman incluyó por primera vez los poemas "Calamus", los cuales "celebran las necesidades de los camaradas". Estos poemas acerca de la democracia y la hermandad hicieron más que adentrarse en "caminos inaccesibles"; también iniciaron la "tradición homosexual en la poesía norteamericana" que continuó de la mano de Hart Crane, Allen Ginsberg, Robert Duncan, Thom Gunn, Edward Field y Gavin Geoffrey Dillard.

5. CIUDADES DE LA LLANURA (SODOMA Y GOMORRA) de Marcel Proust (1921)

"Ciudades de la Llanura" es la Parte IV de la monumental obra de Proust "En Busca del Tiempo Perdido", "uno de los mejores trabajos del siglo XX y de todos los tiempos" (J.E. Rivers). "Proust", escribe Warren Johansson, "fue el primer novelista en tratar la temática de la homosexualidad de manera extensa y más que cualquier otro escritor, cargó con la responsabilidad de introducir esta temática dentro de la literatura moderna". Al expresar sus propias "paradojas personales, culturales y estéticas", Proust sacó a la homosexualidad del closet literario.

6. EL POZO DE LA SOLEDAD de Radclyffe Hall (1928)

Los intentos de las autoridades británicas y norteamericanas de censurar este clásico de amor lésbico lo hizo más famoso de lo que se merece. Hall, una mujer muy masculina a la que sus amigos llamaban "John", creía en aquella teoría de que la homosexualidad era el "tercer sexo" y su héroe, Stephen Gordon, generaba más lástima que simpatía. "A pesar de sus falencias", opina Jeannette Foster, "El Pozo de la Soledad ayudó a lograr una mayor tolerancia hacia las parejas de lesbianas en nuestra sociedad". La novela de Hall, según Evelyn Gettone, "ayudó a colocar al lesbianismo en la conciencia del público el cual hasta el año 1928 se habían encargado de ignorar este fenómeno casi por completo".

7. EL HOMOSEXUAL EN USA de "Donald Webster Cory" (Edward Sagarin) (1951)

El clásico libro de Cory "es el resultado de un cuarto de siglo de participación en la vida de los Estados Unidos como homosexual. El acercamiento subjetivo del libro intenta no solo proveer una reflección sobre la comunidad, sino también permitir la exposición de la opinión vista desde adentro del grupo". Al hacer esto, Cory le quitó de las manos el tema de la homosexualidad a los "expertos" y lo colocó en las de aquellos que más saben del asunto: los gays y las lesbianas. Generaciones de activistas han sido influenciados por este libro.

8. AULLIDO Y OTROS POEMAS de Allen Ginsberg (1956)

La Generación Beat, según D'Emilio, "presentó un importante desafío a las presiones del conformismo reinante" durante los años 50. "A través del ejemplo de los beats, los gays pudieron percibirse a si mismos como inconformistas en vez de seres desviados, como rebeldes en contra de las normas establecidas en vez de personalidades inmaduras e inestables". Ginsberg dedicó “Aullido” a sus amantes Jack Kerouac, William Seward Burroughs y Neal Cassady. El poema es "una descripción de la sexualidad gay masculina como algo alegre, delicioso e incluso sagrado". Las autoridades ayudaron a la popularidad del libro al intentar prohibirlo, pero “Aullido” pudo sobrevivir a todas las amenazas, abriéndole el camino a otras francas descripciones del amor entre hombres.

9. LA CANCION DEL LOCO de "Richard Amory" (Richard Love) (1966)

El "pastoral gay en cinco libros y un interludio" de Amory hizo historia gay con sus descripciones explícitas del amor entre hombres, sus positivos retratos de los gays y su visión poética y casi mística de la hermandad homosexual que trascendía barreras culturales y raciales. El activista Jack Nichols llamó a "La Canción del Loco" "una importante contribución a la cultura gay". El libro inspiró una película, dos secuelas, una parodia y el premio "Golden Age" de literatura “gayrotica” (1966-1974).

10. LESBIANA/MUJER de Del Martin y Phyllis Lyon (1972)

Muchos de los libros de temática gay más influyentes fueron escritos luego de los disturbios de Stonewall y de la aparición de los movimientos de gays, lesbianas y feministas. "Lesbiana/Mujer" es uno de los más importantes por varias razones, siendo la principal las autoras del mismo. Amantes desde el año 1953, Martin y Lyon fundaron “Daughters of Bilitis”, la primera organización de lesbianas en el año 1955. "Lesbiana/Mujer", se convirtió en el libro que toda lesbiana debía leer como parte del proceso de asumir su homosexualidad. Martin y Lyon se encargaron de narrar su propia salida del closet a través del sexismo de los hombres gays y la homofobia de las feministas. A pesar de que Del Martin ya nos ha abandonado, "Lesbiana/Mujer" sigue siendo su contribución literaria más importante.

11. CRISTIANISMO, TOLERANCIA Y HOMOSEXUALIDAD de John Boswell (1980)

A pesar de que la clásica historia del fallecido Profesor Boswell es una indudable obra maestra, se la ha incluido en esta lista por su amplia influencia en los estudios LGTB. Boswell, quien enseñaba historia en la Universidad de Yale, introdujo la ciencia gay en el ámbito académico, en el cual floreció. Boswell y su libro le abrieron camino a Allan Berube, George Chauncey, John D'Emilio, Estelle Freedman, Lillian Faderman y Esther Newton, entre otros académicos gays.

12. Y LA BANDA SIGUIO TOCANDO de Randy Shilts (1987)

Shilts fue uno de los primeros reporteros en cubrir la epidemia del SIDA, la cual terminó con su vida y con la de otros tantos escritores gays (incluyendo al antes mencionado John Boswell). Junto con su versión cinematográfica, "Y la Banda Siguió Tocando" se convirtió en una poderosa y controversial crítica a la negación, el prejuicio, la apatía y la ignorancia que generó tantas muertes a causa del SIDA. "El éxito del libro", escribe Jim Marks, "se debió al tejido de eventos y de gente relacionados a la epidemia del SIDA por medio de una narración convincente; de cómo se desató esta tragedia en la cual hubieron tan pocos héroes, mucha decepción y demasiados muertos".

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sábado, 20 de septiembre de 2008

Mujeres musulmanas piden en Londres que se mate a los gays y a los apóstatas del Islam


Han sido denominadas en Inglaterra como las ‘predicadoras del odio‘. Un reportaje que será emitido por Channel 4 este martes, del que ha informado este lunes el diario británico Daily Mail, muestra a un gran número de mujeres musulmanas en una de la mezquitas más importantes de Londres pidiendo a sus fieles que ayuden en el asesinato de gays y apóstatas del Islam.

Las predicadoras fueron filmadas en secreto en la mezquita londinense de Regent’s Park y han realizado estos discursos durante cerca de 18 meses. En ese sentido, el reportaje indica que a la citada mezquita han acudido cada día miles de musulmanes que no han denunciado los hechos.

En las grabaciones se puede ver, por ejemplo, a una mujer etiquetando a la Cristiandad como “asquerosa” y una “abominación”. Otra, conocida como Angelique, asegura que Gran Bretaña es la “tierra del mal”.

Apedrear a las adúlteras

En otro discurso, una mujer llamada Um Amira dice sobre un hombre: “Él es musulmán y él se ha salido del Islam… ¿qué es lo que tenemos que hacer? ¡Le mataremos, le mataremos, le mataremos!”.

Además, añade que las mujeres adúlteras deberían ser apedreadas hasta morir y que las personas que han practicado el sexo antes del matrimonio tendrían que recibir 100 latigazos.

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La prostitución gay crece en Caracas


El año pasado un censo registró a 52 hombres en el circuito de Parque Cristal y la avenida Solano que ofrecen servicios sexuales. También son víctimas de la violencial.

La mayoría es menor de 25 años y algunos son adolescentes. Algunos clientes, muchos de ellos "padres de familia" piden servicios exóticos como el meterse en una urna vestidos de novia. El Mundo hace una crónica del tema:

"A un compañero mío lo mataron. Se lo llevaron y no apareció más", confiesa Javier, quien se reconoce como "prostituto". Javier comercia con su cuerpo hace cinco años en la avenida Francisco Solano, en Caracas.

Luis era su compañero, tenía 25 años. Trabajaban juntos en la misma zona y fue asesinado hace un mes. "Apareció con dos tiros en la cabeza", recuerda Javier. La última vez que lo vio fue cuando lo recogió un cliente en una camioneta, con dos hombres a bordo. Tres semanas después encontraron el cadáver.

Javier dice que Luis había robado a uno de sus clientes en su propia casa y por eso fue sentenciado.

"Le dio una pastilla para dormirlo y luego lo dejó sin nada. Le robó un DVD, una computadora, el televisor y ropa".

Asegura que no consume drogas como algunos de sus compañeros. Marihuana, "perico" (cocaína) y pastillas son las más usadas.

Servicio completo

Para Javier, la jornada transcurre desde las 9:00 pm hasta las 6:00 am. El servicio se ofrece en hoteles.

El "JJ" de la avenida Andrés Bello es uno de los más frecuentados. Pero si el cliente prefiere, es atendido en su casa.

Algunos piden el servicio sexual sin protección. Pero Javier aclara: "Sin preservativo no lo hago". Sin embargo, algunos aceptan hacerlo por más dinero.

A sus 22 años señala que su familia no sabe que se prostituye. Calcula que puede ganar en una "buena" noche Bs.F. 800. Trabaja de lunes a lunes. Para él, no existen feriados.

Una penetración cuesta 120 bolívares fuertes y el servicio completo de una hora Bs. F. 150 (negociable). La masturbación, entre 40 y 50. Los clientes son variados. Desde hombres solos hasta parejas heterosexuales.

Considera que el negocio ha mermado luego de sucesos que han conmovido a la opinión pública. "Los clientes tienen miedo", y acota que hay un grupo de personas que fingen prostituirse para asaltar a incautos.

Circuito sexual

Jesús Medina, pediatra y activista gay desde 1998, es fundador de la ONG Alianza Lambda, que trabaja en favor de homosexuales, bisexuales y transgéneros.

Medina confirma que las dos zonas donde existe comercio sexual masculino son la avenida Francisco Solano, los alrededores de Parque Cristal y la avenida Lecuna, aunque en menor medida.

"Son muy aseados, visten bien y casual. Suelen llevar un pequeño bolsito donde guardan los preservativos", describe.

Un censo realizado por Lambda en 2007 contabilizó 52 homosexuales que se prostituyen en la zona, en su mayoría menores de 25 años. Algunos admitieron el uso de drogas. Se encontraron bisexuales que están casados.

"Es una población móvil. Algunos no son constantes. También hay menores de edad y sus familias lo saben. La mayoría son de Caracas".

Los riesgos no son pocos: "Supe de un muchacho que se montó en un carro y el conductor estaba desnudo dentro del vehículo y lo ató a él con unas esposas. No se acuerda de lo que ocurrió.

Amaneció desnudo en el apartamento del tipo. Al parecer, consumieron licor, drogas y tuvieron sexo sin preservativo, quién sabe cuántas veces".

Vitrina en pantalones

Para el común de las personas que transitan a altas horas de la noche por Caracas, resultaría un hecho normal observar a jóvenes solos o en parejas ubicados en algunas esquinas y aceras de la ciudad. Para la clientela de la prostitución homosexual, que no es poca, es fácil identificar a sus prospectos. "Los carros pasan, dan la vuelta. Hacen un circuito. Ellos saben. Es fácil darse cuenta cuál es el carro que pasa varias veces. El conductor normalmente hace una seña (de cualquier tipo). Luego se detiene y el muchacho aborda el vehículo. Entonces, puede ocurrir cualquier cosa", relata Medina.

Cinco cicatrices en su cuerpo denotan parte del riesgo que asume desde su condición de transexual. Leslie asegura que un policía metropolitano le disparó hace cuatro meses desde una moto. El resultado: dos heridas de bala en el pecho, dos cicatrices en su brazo y una en la espalda que le afectó un nervio de la pierna izquierda. Fue "atendida" en el Hospital Pérez de León. "Me disparó porque no le quise dar el dinero.

Cuando uno no les da, te lo quieren quitar a la fuerza", señala. Su nombre comercial es Leslie. Asegura tener 18 años y trabaja desde hace cinco meses en la avenida Libertador. La tarifa es de Bs.F. 120 por hora. Las edades de sus clientes oscilan entre 23 y 60 años. Un cliente ocasional le paga entre dos y tres millones de los viejos. Lo lleva a su casa para que se vista de novia y se meta en una urna. El cliente se masturba y al final le dice: "vete al baño antes de que te mate", cuenta Leslie.

Priscila, Jessica, Alondra y Deborah son algunos de los 35 transexuales que comparten el mercado del sexo en el que dicen atender también a parejas. Un negocio que puede dar una utilidad de entre 800 y 1.000 bolívares fuertes en una noche.

Según el psicólogo Leoncio Barrios, profesor de la UCV e investigador de las conductas sexuales de hombres y mujeres en Caracas, "la violencia se origina a partir de que estas personas se asumen como femeninas. Entonces, se hacen vulnerables a la agresión, al abuso y al matraqueo policial porque movilizan psicológicamente dos cosas: la homofobia y la misoginia".

Por su parte, el sociólogo Carlos Colina destaca que los "crímenes de género por orientación sexual" han venido aumentando en Venezuela. "El Estado venezolano necesita asumir con seriedad el problema de la violencia urbana. Hay un trasfondo estructural en los problemas de violencia que hay que considerar para tomar medidas a futuro", reconoce.

Según Colina, investigador del área de comunicación y ciudad, "existe un proceso de habituación a la violencia urbana que se transforma en un hecho cotidiano y que termina por culpabilizar a la víctima".

Afuera del closet

Barrios no reconoce a los trabajadores sexuales masculinos como promotores de la violencia nocturna en Caracas sino, más bien, como receptores de ésta.

Define a la prostitución gay como una "variante sexual" que ha estado presente desde hace unas dos décadas, sólo que ahora es más permisiva la norma social, desde la cual hombres que antes no se atrevían a contratar este tipo de servicios ahora lo hacen "de manera recreativa".

Advierte que hay una mayor oferta de trabajadores sexuales masculinos porque hay mayor demanda. No cree que exista necesariamente un `destape’ en la oferta gay, sino un mercado sexual en auge que se traduce en la gran cantidad de personas que buscan este tipo de servicio. El psicólogo admite que estamos ante una sociedad "hipócrita" porque muchas de las personas que pagan por la prostitución gay son heterosexuales, profesionales, que tienen una esposa y que asisten a una junta de condominio como cualquier otra.

Calificativos morales aparte, en Caracas se mueve de noche una ciudad bizarra, que de tanto no ser atendida devino en voraz tierra de nadie.

Caracas – (Cadena Global)
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Celeste Carballo prepara su disco de tangos


A los 51 años lanza "Celos", un disco grabado en vivo, integrado mayormente por tangos propios y ajenos. Critica a los que se acercan al género por esnobismo. Y dice que sigue sintiendo como rockera.

El auto avanza a los tumbos entre el empedrado y los baches de La Boca. Haciendo juego con el paisaje, el estéreo escupe, a todo volumen, tangos. Celeste Carballo maneja y superpone su suave voz en vivo a su potente voz grabada: hace observaciones sobre los temas, elogia a sus músicos, explica por qué también ella decidió grabar un disco de tangos. En esa historia hay dos claves: los almuerzos domingueros y Daniel Melingo.

"En la mesa familiar de la quinta, los domingos, todos cantábamos. Yo soy la menor de ocho hermanos: cada uno de ellos tenía su repertorio de tango. Eduardo era el más gardeliano; Gabriel tiraba para Goyeneche; Dora tenía una voz argentina, brillante; Violeta era onda el tango de los '70; a Graciela le gustaban los más románticos... Todos tenían su personalidad definida y diferente. Yo cantaba tangos de Julio Sosa, y me sabía los de Eduardo porque lo escuchaba siempre.

Pero sentía que era la música de ellos: lo veía como un terreno prohibido. Hasta que, en el 2000, Dany Melingo me abrió la puerta: empezó a grabar sus propios tangos y me invitó a cantar en un show. Y yo, que había cantado toda la vida en mi familia, tuve un bandoneón al lado por primera vez. Fue muy movilizador. Y me empecé a acercar al tango como compositora: él me dio el permiso que yo no me daba. Fueron ocho años de desarrollo".

Entre Celesteacústicados, su último disco, de 2004, y hoy, Celeste Carballo estuvo reacomodándose. "Tenía mi lugar de ensayo en San Telmo cuando los alquileres se triplicaron. Se terminó mi contrato y chau San Telmo. Estos años me dediqué a a recuperar mi espacio vital, ponerme al día con los impuestos... Tuve que reacomodar mi vida junto con la Argen tina, como todos". También giró por el país y, claro, trabajó en Celos, este disco de tangos. "Pero yo no me disfrazo de tanguera", aclara con el índice en alto. Como si hiciera falta: pelo teñido de negro, remera negra de los Ramones, jeans negros, botas negras: si hubiera un disfraz, sería de rockera.


¿Por qué la aclaración?

Porque me desagrada cuando lo veo en otros. Yo no me hago la canyengue, la tanguera. Hablo desde mí, ahora, aquí. Que quede claro: hago la música desde mí.

Hablabas del tango como terreno prohibido. ¿Te daba miedo el ambiente?

No, no sentía que fuera mi lugar de pertenencia. Yo cantaba blues, el tango era la música de mis hermanos mayores. Era algo personal, generacional. No era una cuestión profesional: nunca tuve una visión de marketing, temor de cómo lo iban a recibir. No pienso en los demás cuando estoy haciendo una canción: es una conexión cósmica que fluye.

¿Y por qué de repente empezaron a fluirte tangos?

Porque Dany Melingo me mostró que ese lugar estaba disponible y que sí me pertenecía. Porque soy porteña, crecí con el tango, admirando a Piazzolla, viví 25 años en San Telmo escuchando tango y el asfalto. Cuando supe que era un idioma que me pertenecía, escribí 14 textos en una semana.

Hasta ahora habías grabado un par de tangos y decías "El tango es mi amante, no me voy a casar con él". ¿Este disco es el anillo de compromiso?

No, ni ahí, sigue siendo mi amante. Lo que pasa es que ahora se enteró todo el mundo. Pero anillo no tengo con nadie. Igual, tengo un montón más de tangos. También tengo un disco de rock para sacar en cualquier momento.

O sea que no dejás el rock.
Es que no puedo dejar mi propia piel. No me la puedo quitar.

Omar Mollo dice que la frivolidad del rock está bien durante un tiempo; Iván Noble, que el rock es una situación hormonal. No es lo que te pasa a vos.

No es lo que me pasa a mí y no es lo que le pasa a Mick Jagger. ¡¿Qué hormonal?! No: la música te elige a vos, uno no la elige. Yo tengo una actitud natural para el rock. Aunque haya compuesto baladas, las canto con una postura emparentada al rock, no a la canción melódica. Uno no se puede divorciar de sí mismo.

¿Cuál es tu teoría sobre el auge del tango en los últimos años?

Será porque nos hemos empezado a mirar con nuestros propios ojos. Es crecimiento cultural.

¿Y qué les dirías a los que hablan de oportunismo?

Que traten de hacerse millonarios tocando tango: misión imposible. Acá juega el de la zurda, el corazón. Es expresión, identidad. Soy porteña, nací en Devoto. ¿A quién le voy a cantar? ¿A la Virgen de la Candelaria? Hasta en el blues le canté a Buenos Aires, con Para salir de Devoto.

Pero hizo falta la mirada de los extranjeros para valorar al tango.

No creo, porque antes de la explosión del 2001, que fue la que trajo el turismo, ya había bandas tocando tangos. Si no, Melingo nunca hubiera existido. Lo que pasa es que en los '80 el tango no nos dejaba acercarnos. Por el lado de Piazzolla, era infranqueable. Y por el otro estaba aletargado, con un repertorio que no se renovaba.

¿Quién va a escuchar estos tangos?

Mi público es muy polimorfo, muy raro. Son todos, no es nadie... No se sabe quién es. Tengo casi 52 años y mucha gente de mi generación me saluda por la calle. Me dicen "antes iba siempre a tus shows, pero ya soy grande, no estoy para el rock". Ellos tienen una excelente oportunidad de estar en mi show y de comprar este disco.

¿Te deprimen los vaivenes de público?

No, yo merezco ser feliz, y lo soy. Es un devenir. Las entradas se venden: quién las compra, no sé, pero después recibo cataratas de mails llenos de emoción.

Ahora están de moda los regresos: Soda Stereo, Cadillacs...
Te ahorro la pregunta: yo miro hacia adelante, no hacia atrás. Amo el ir, siempre voy a estar yendo hacia alguna parte, nunca voy a volver a ningún lugar. Tengo muchas cosas nuevas para hacer. Lo que ya hice, bien hecho está. Si quieren regresar, busquen los discos. Yo sigo adelante.

Diario Clarín de Argentina

Reconocen a Motorola por sus políticas de inclusión LGBT


Por sexto año consecutivo, Motorola ha alcanzado un puntaje del 100 por ciento en el Índice de Igualdad Corporativa 2009 (CEI) realizado por la organización de derechos humanos Human Rights Campaign. El CEI 2009, el cual se ha dado a conocer esta semana, ha calificado a 260 compañías de los Estados Unidos respecto al trato que ofrecen a sus empleados y consumidores de la comunidad LGBT.

"Motorola se siente honrado de haber sido reconocido por sexto año consecutivo por Human Rights Campaign como una compañía que promueve y apoya las iniciativas para nuestros empleados LGBT", dijo Jeanette Kilo-Smith, vicepresidente de la división de Inclusión y Diversidad Global de la empresa. "En Motorola, la inclusión y la diversidad son elementos críticos en nuestra forma de hacer negocios en cada región y en cada país del mundo. Nuestro objetivo es que cada compromiso que tomamos con nuestros empleados, clientes, accionistas y los miembros de cada comunidad con las que convivimos y trabajamos, sea inclusivo con todos ellos. Es una inteligente manera de hacer negocios, pero más que nada, es hacer lo correcto".

Motorola siempre ha sido reconocida por su compromiso con la inclusión y la diversidad de su personal. Además de su puntaje perfecto en el CEI de los últimos seis años, Motorola ha recibido reconocimientos respecto a su compromiso con la comunidad LGBT por parte de las revistas Fortune, Corporate Responsibility Officer y Diversity/Careers in Engineering and Information Technology.

El CEI se encargó de calificar a 583 empresas en total, evaluando las practicas con sus empleados LGBT, incluyendo políticas de no discriminación, beneficios de salud para transgéneros y para parejas de hecho de sus empleados gays. Los esfuerzos de Motorola en asegurar la igualdad de su personal LGBT en cada una de las categorías de la encuesta le otorgaron el prestigioso puntaje de 100 por ciento.

San Francisco – (PRNewswire)

© Traducción de Esteban Rico

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Censuran a Jaime Bayly


Miami – (Critica)

El peruano Jaime Bayly tiene una semana difícil. Primero fue censurado por la dirección del diario El Nuevo Herald de Miami, que decidió no publicar su habitual columna de los domingos por “contenido inconveniente”. Después, no pudo terminar la emisión del lunes de su programa El francotirador, que se emite por el canal Mega TV de la misma ciudad, porque denunció en cámara que no le aumentaban el sueldo.

Esa noche, mientras el programa se difundía en vivo en todos los Estados Unidos, Bayly la emprendió contra el excesivo frío que tiraba el aire acondicionado, y después contra la decisión de la cadena de congelar su salario. Según dijo, en un párrafo de su contrato estaba estipulado que en agosto debía recibir un aumento de sueldo, cosa que no se produjo.

El periodista decidió entonces desahogarse ante la audiencia, sin obviar detalles como que –según su propio relato– la cadena había anunciado recortes para todos los contratos sin atender a que “el único contrato que no debería haberse tocado es el mío, porque mi programa le dio a esta emisora cierto prestigio que no tenía”.

Dicho esto, a Bayly no se lo vio más en pantalla. Fue reemplazado por una larga tanda comercial y luego por la segunda media hora del programa del viernes anterior. Ya en aquella emisión, el periodista estaba en pie de guerra: dijo al aire que si no lo habían amedrentado Hugo Chávez ni Fidel Castro, mucho menos lo harían los directivos de un canal de televisión.

El dardo era para Raúl Alarcón Jr., el empresario cubano-americano propietario de Spanish Broadcasting System, la empresa que maneja el canal. Si bien durante el censurado programa del lunes Bayly comenzó disculpándose con Alarcón por sus dichos del viernes (calificó de “exabrupto” sus declaraciones y trató al empresario de “amigo”), la cosa no tardó en ponerse caliente cuando, casi inmediatamente, le recordó a su jefe que él no era su “esclavo” y que mientras él escribía libros, el poderoso Alarcón se dedicaba a controlar empresas.

En cuanto al episodio con El Nuevo Herald, el periódico decidió no publicar el domingo último su columna semanal, porque, entre otras cosas, confesaba que sufría impotencia sexual debido a los somníferos que toma como paliativo de la profunda depresión que atraviesa. En uno de los párrafos, Bayly escribió: “No ignoro que corro ciertos riesgos mezclando tantos barbitúricos que me han vendido sin prescripción. Pero encuentro cierta belleza mórbida en el hecho de tragar las pastillas y no saber si será la última noche…”.

Aunque acaso lo más fuerte sea la frase siguiente: “Por eso, cuando me fui a dormir, me sentía un pedazo de mierda, un inútil, un comatoso sexual, un impotente a los cuarenta y tres años. Tuve que tomar más pastillas que las acostumbradas para evadir la realidad…”. En el final del artículo, Bayly se refirió a lo frustrado que se siente al ver postergado su deseo de volver a ser padre: “Sólo me da pena porque estaba ilusionado con tener un hijo con Sofía. Ella es mi última esperanza. Ella o alguna pastilla que me despierte del coma sexual. Ruego auxilio a los médicos amigos”.

En la columna contó cómo le va con su novio argentino, las conversaciones telefónicas que mantiene con su madre o la relación con sus ex mujeres. Con 42 años, dos hijas, más de 20 años de televisión, varios libros publicados y un largo registro de confesiones públicas, el polifacético animador es, desde siempre, un personaje controvertido.

Además de contar, con pelos y señales, detalles de su intimidad, Bayly demostró en el último tiempo que es capaz de cualquier cosa en cámara: puede comentar el juicio al ex presidente peruano Alberto Fujimori tanto como confesar que debe mucho dinero, opinar sobre el secuestro y liberación de Ingrid Betancourt, vender hamburguesas en plena calle junto a Beto Ortiz (otro presentador peruano), entrevistar a su propia madre, expresar arrepentimiento por haber ayudado a un político a ganar una elección o pelearse en público con el padre del jugador del seleccionado peruano de fútbol Claudio Pizarro.

Lo cierto es que nada de lo que hace pasa desapercibido ni le evita consecuencias desagradables: otro futbolista nacido en su país, Paolo Guerrero, lo amenazó con demandarlo penalmente debido a que Bayly ventiló supuestos actos de indisciplina ocurridos en la concentración del seleccionado peruano en noviembre de 2007, cuando el combinado recibió en Lima a su par de Brasil por las Eliminatorias.

Otro juicio millonario en su contra es el que lleva adelante Laura Bozzo, una conductora de televisión, que le reclama el pago de 5 millones de dólares acusándolo de calumnia, fraude y falsedad. ¿Qué dijo Jaime de la señora Bozzo? Que tanto ella como su productora pagaban a panelistas falsos para que mintieran en el talk-show que Bozzo conduce.

Y eso no es todo para Bayly y su mala fortuna: en los últimos tiempos, El francotirador, que mandaba en los números del rating y alguna vez ganó su franja con un programa grabado, vio disminuidos sus guarismos.

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El MALBA programa ciclo de Gays, lesbianas y travestis en el cine argentino


Buenos Aires – (Palermoonline)

Otras historias de amor

Con este título el sociólogo Adrián Melo ha reunido una serie de textos heterogéneos que rastrean la representación de la diversidad sexual en el cine argentino, y que será presentado en el auditorio del museo el domingo 28 de septiembre a las 17:00.

Una de las cuestiones más interesantes de la propuesta de Melo es que no se limita a desarrollar un inventario de films y fragmentos que tratan el tema (aunque lo incluye) sino que rompe una larga tradición de silencio al proponer un nuevo abordaje de varias películas que hasta la fecha sólo habían sido trabajadas en términos perfectamente straight , como Cadetes del San Martín o Si muero antes de despertar . De esa manera los autores sacan persuasivamente del ropero a varios films y a algunos directores que dejaron huellas cifradas y muchas veces inconscientes de prejuicios y represiones, pero también de anhelos y fantasías.

El ciclo que acompaña la presentación de este libro reúne sólo veinte films, por lo que no pretende agotar el tema. Se trata sólo de evitar algunos lugares comunes demasiado fatigados y reproducir la multiplicidad de perspectivas que evidencian los distintos autores.

Películas

Cadetes del San Martín (Argentina, 1937) de Mario Soffici, c/Enrique Muiño, Elías Alippi, Orestes Caviglia, Rosita Contreras, Ángel Magaña. 82' .

“Cuando Mario Soffici filma en 1937 Cadetes del San Martín , no había acontecido el famoso affaire de los chicos del Colegio Militar, descubiertos en plena orgía masculina. Los padres de los alumnos podían todavía enternecerse ante ese plano gracioso que abre la película de Soffici: unos actorcitos del momento que representan a sus hijos bajo una ducha amistosa, enjabonándose unos a otros. En 1937 se cree aún que no hay perversión que exorcizar. No hay todavía escándalo. (…) En el fino límite entre lo permitido y lo que no, la acción no es más que un buen pretexto para confirmar con humor la salud de los vínculos varoniles en nuestros institutos militares”. Fragmento de un texto de Alejandro Modarelli.


Divorcio en Montevideo (Argentina, 1939) de Manuel Romero, c/Niní Marshall, Enrique Serrano, Sabina Olmos, Marcelo Ruggero, Ricardo García Ramos. 83' .

“A Claudio y a Goyena se los ilustra como personas que ocultan algunas cuestiones a sus novias y esposas. No son personajes del todo sinceros. De hecho, para las costumbres morales del período de entreguerras, la doble vida que podría llevar adelante un hombre no era cuestionada como sí lo era la de la mujer. Ellos poseían mayor libertad para salir solos, tener amantes o mantener bulines sin dar explicaciones sobre lo que ocurría puertas adentro. (…) Cuando Claudio pretende abandonar a Adriana y Goyena decide no casarse con Catita, es el mayordomo Sebastián quien pone orden logrando que ellos prometan continuar con sus compromisos. Es interesante notar que Romero elige a este personaje peculiar –con atributos que apelan a la homosexualidad pero desde la comedia– para que funcione como voz de la conciencia”. Fragmento de un texto de Anabella Speziale.


La serpiente de cascabel (1948) de Carlos Schlieper, c/María Duval, Juan Carlos Thorry, Milagros de la Vega , María Santos, Berta Moss, Mary Parets, Homero Cárpena. 73' .

Con un personaje denominado “Pocholo”, el gran actor Homero Cárpena compuso en el film Los tres berretines (1933) al primer arquetipo homosexual del cine sonoro argentino. No fue la única vez, sin embargo. En varios otros títulos de su extensa filmografía, Cárpena interpretó distintas variantes del mariquita que es, como escribe Adrián Melo, “ la primera y más perdurable imagen que retrata al personaje gay (…) como recurso infalible para hacer reír ”. Un buen ejemplo de eso resulta esta desquiciada comedia de Schlieper, que transcurre en un colegio de señoritas donde Cárpena es el profesor de danza. Como curiosidad, corresponde señalar que fue también Cárpena quien, en el extremo opuesto de su registro actoral, interpretó al “monstruo pederasta” de Si muero antes de despertar.


Deshonra (Argentina, 1952) de Daniel Tinayre, c/Fanny Navarro, Mecha Ortiz, Tita Merello, George Rigaud, Aída Luz, Golde Flami, Herminia Franco, Alba Mugica. 101' .

“El arquetipo de la lesbiana presa tuvo su versión más evolucionada en Deshonra . En casi todos sus aspectos se trata de un melodrama de alto impacto, con extremos de crueldad y sacrificio que rozan el expresionismo y situaciones tomadas casi literalmente del film norteamericano Amarga condena ( Caged , 1950) de John Cromwell. Detenida injustamente, Flora (Fanny Navarro) conoce en la cárcel a Roberta (Golde Flami), presa lesbiana que le advierte desde el principio: ‘Ya vas a encontrar alguien que te quiera'. Poco a poco se revela que todo lo que Roberta hace es para cuidar a una muchacha que está presentada claramente como su pareja. En un film lleno de personajes unidimensionales, el suyo es una excepción de conducta imprevisible porque no aparece motivado por una arbitrariedad argumental sino por sus propias elecciones afectivas”. Fragmento de un texto de Natalia Taccetta y Fernando Martín Peña.


Si muero antes de despertar (Argentina, 1952) de Carlos Hugo Christensen, c/Néstor Zavarce, Blanca del Prado, Florén Delbene, Homero Cárpena. 73' .

“Lo secreto, lo oculto y lo siniestro subyacen a lo más evidente y cotidiano. Lo encontramos en el baldío de la propia ciudad, en la casa al final de una calle nada misteriosa, tal como reza la voz en la apertura del film. En el clímax, el niño Lucho Santana (Néstor Zavarce) tiene un sueño que hubiera fascinado a Freud y a Foucault. (…) Elementos clásicos de la infancia y la escuela presentan su rostro más siniestro y perverso. También la homosexualidad aparece en su fase más monstruosa, una sugerida pedofilia. Si bien el corruptor de menores secuestra y asesina niñas, toda la película describe el camino del monstruo para llegar a su verdadera presa y enemigo: Lucho Santana, un niño vivaz a quien no hubiera podido seducir con tizas de colores o chupetines”. Fragmento de un texto de Adrián Melo .


Huis clos –A puerta cerrada– (Argentina, 1962) de Pedro Escudero, c/Duilio Marzio, Inda Ledesma, María Aurelia Bisutti. 76' .

“No es el lesbianismo sino el hecho de romper una pareja y arrastrar a alguien al suicidio lo que para Sartre constituye un crimen tan grave como el infanticidio y la cobardía. Ya en el infierno, Inés intenta entregarse a Esther prometiéndole que será eternamente suya, pero Esther prefiere a Garcin, que es incapaz de amar porque no se atreve. Los tres tendrán que soportar eternamente la mirada del otro, siempre lista a juzgarlos. En la obra, escrita en 1947, Sartre no da indicaciones explícitas de puesta en escena ni de marcación de actores, pero es perceptible la intención de plasmar su concepción existencialista de la filosofía, de moda a fines de los ‘40 y durante los ‘50. Del mismo modo, el film trabaja sobre la condena propia y la pública, la vergüenza y el egoísmo: cada uno es el infierno de los otros”. Fragmento de un texto de Natalia Taccetta y Fernando Martín Peña.


Las ratas (Argentina, 1963) de Luis Saslavsky, c/Aurora Bautista, Alfredo Alcón, Bárbara Mugica, Juan José Míguez, Antonia Herrero. 87' .

“ Las ratas representa el amor entre hombres como un tipo de vínculo pautado por la angustia y por la culpa, pero menos porque se trate de un lazo propiamente homosexual que por un modo de concebir todos los afectos. El film trabaja con deliberación a partir de la idea de que el deseo o el amor por Julián no difiere entre aquellos que lo toman como objeto: en esto, María (la madrastra), Cristina (la actriz) y Delfín (el medio hermano) no presentan más que variaciones de acuerdo a cada subjetividad, pero respecto de la intensidad y la frustración de su afecto. (…) El film no deja de mostrar, por lo menos dos veces, que el amor de Delfín por Julián es como el de su madre, cuando ambos miran por distintas terrazas a Cristina que se aleja, o cuando Delfín se reconoce en el dolor de su madre por la muerte de Julián, porque reconoce en ella el mismo amor imposibilitado”. Fragmento de un texto de Emilio Bernini .


Tiro de gracia (Argentina, 1969) de Ricardo Becher, c/Sergio Mulet, Franca Tosato, María Vargas, Cristina Plate, Alejandro Holst, Mario Skubin, Javier Martínez Suárez. 101' .

“Una película atípica es (…) Tiro de gracia , no solamente por el registro casi obsesivo de la cámara sobre el bello cuerpo masculino de Sergio Mulet sino porque incluye también una cartografía erótica, casi un mapa de instrucciones sobre el ‘yire' callejero de los gays en la década del sesenta. En una escena, Carlos decide ganarse la vida como taxi boy y le pide consejos a Emilio, un gay maduro. (…) Antes, Emilio le ha dado a entender que el taxi boy es la mejor opción para la vida erótica de los gays. El otro camino es convertirse en el “ser más desdichado sobre la Tierra”. Según el discurso fílmico de esos años, pareciera que el placer homoerótico conduce a la tragedia y sólo es aceptable en los circuitos del mercado de consumo”. Fragmento de un texto de Adrián Melo.


La tregua (Argentina, 1974) de Sergio Renán, c/Héctor Alterio, Luis Brandoni, Ana María Picchio, Marilina Ross, Aldo Barbero, Juan José Camero, Sergio Renán. 105' .

La tregua hace honor a su nombre en lo que se refiere a las imágenes que brinda sobre la homosexualidad masculina. Por un lado está Jaime, el hijo gay del protagonista, que es triste, melancólico y atormentado. (…) Pero, por el otro lado, está Santini, el verdadero héroe de la película. El afeminado que sufre claustrofobia y que pasa las monótonas horas de trabajo en la oficina ensoñado con su guapo y mujeriego compañero de trabajo. Santini se rebela no sólo contra los colegas laborales que se burlan de él sino también contra toda la sociedad que lo margina y que es la misma que condena a los seres humanos a los trabajos forzados y alienados, sin creación y sin imaginación intrínsecos a la égida capitalista”. Fragmento de un texto de Adrián Melo .


La Raulito (Argentina, 1975) de Lautaro Murúa, c/Marilina Ross, Duilio Marzio, María Vaner, Luis Politti, Fernanda Mistral, Ana María Picchio, Jorge Martínez. 95' .

“La Raulito es marginada y siente que todos sus actos son puestos en cuestión, pero no sabe muy bien por qué. Es posible que ella represente algo a lo que todos temen (‘¿Qué? ¿Son marimachos acá y se la pasan a ésta?', le dicen) y en todo caso es curioso que los lugares donde la Raulito encuentra una única amiga (María Vaner) sean un cabaret, la cárcel y una casa dominada por un marido golpeador. Si algo enfatiza el film es el hecho de que no hay lugar para la Raulito en una sociedad que impone roles definidos. En ese sentido, Murúa evita en todo momento caracterizar la identidad sexual de su protagonista, decisión que respeta su condición transgresora y desafiante”. Fragmento de un texto de Natalia Taccetta y Fernando Martín Peña.


Furia en la isla (Argentina, 1976) de Oscar Cabeillou, c/Libertad Leblanc, Enzo Viena, Zelmar Gueñol, Luis Medina Castro, Miguel Paparelli, Rey Charol. 80' .

Muchos films argentinos ubican en el mismo plano moral a la conducta homosexual con la criminalidad, pero ninguno desarrolla tanto el arquetipo de la lesbiana delincuente como Furia en la isla . La actriz María José Lefer interpreta a Elizabeth, miembro de una banda de delincuentes y admiradora de los abundantes encantos de la protagonista Leblanc. Eventualmente Elizabeth es descubierta y perseguida por la gendarmería, pero no sólo encuentra un final mucho más contundente que el de sus compañeros criminales, sino que además recibe una frase atroz a modo de epitafio: “Todas éstas terminan igual”.


El beso de la mujer araña ( Kiss of the Spider Woman , EUA-1985) de Héctor Babenco, c/William Hurt, Raúl Juliá, Sonia Braga, Jose Lewgoy, Nuno Lean Maia, Denise Dumont. 119' .

“En El beso de la mujer araña el campo visual del cine no está al servicio de ‘fijar' identidades y asignar roles de géneros, tal como las teorías feministas del aparato cinematográfico generalmente proponen, sino todo lo contrario. Lo cinematográfico, para Puig, abre el espacio donde los múltiples ‘devenires' de lo queer se tornan posibles. Los recuerdos de Molina de sus películas se fijan, de a poco, en el cuerpo –en el suyo propio, en el de Valentín, en el de la novela, en el de sus lectores– casi como una prótesis para la identidad, y en ese proceso el cuerpo y las relaciones que de él dependen se transforman en una interfaz maleable de pura potencialidad e imaginación”. Fragmento de un texto de Carla Marcantonio.


Correccional de mujeres (Argentina, 1986) de Emilio Vieyra, c/Julio de Grazia, Edda Bustamante, Erika Wallner, Tony Vilas, Mónica Villa , Rubén Stella. 90' .

Hay un declamado tono de denuncia en el film y un texto inicial advierte que se basa en hechos reales, pero, como corresponde a toda obra sexploitation , ese envoltorio pronto revela que las verdaderas intenciones de Vieyra consisten en mostrar todo lo posible. En relación con Deshonra, en este film las caracterizaciones de la conducta homosexual involucionan hasta la caricatura, en particular en lo referido al mayor arquetipo del cine carcelario: la guardiana sádica de aspecto hombruno que se vale de su autoridad para someter sexualmente a las internas. Esta conducta se resume en la frase de una guardiana a la presa elegida: “Yo quiero ayudarte, protegerte de toda esta inmundicia”.


Vivir (Argentina, 1994) de Pablo Reyero. Mediometraje documental. 41' .

Fue el primer documental testimonial de personas enfermas de sida, portadores asintomáticos y familiares que se realizó en Argentina. Sus protagonistas son Roberto Jáuregui, Liliana Maresca, Nélida y Moisés Ostrovsky (padres de Gisela) y Diana Tubio (madre de Martín). Intenta dar una visión directa, compleja y vital sobre el vivir con sida y sus implicancias. Tiene un fuerte anclaje en las entrevistas a personas enfermas, portadores asintomáticos y su red de contención afectiva. Tal como se presenta en sus vidas, el sida actúa como guía para adentrarse en los conflictos cotidianos de los testimoniantes y develar los cambios producidos en sus relaciones desde la aparición del virus. Hundirse en los sueños, deseos y angustias, alegrías y dolores, en lo profundo y constituyente de la sexualidad, en el presente y los recuerdos de un puñado de personas que tienen en común una infección que trastocó sus vidas y las de sus seres queridos.


Vagón fumador (Argentina, 2001) de Verónica Chen, c/Cecilia Bengolea, Leonardo Brzezicki, Adrián Fondari, Pablo Razuk. 91' .

“Vagón fumador se instala en una parcela del mundo homosexual en la medida en que éste le ofrece un campo de batalla propicio para el amor imposible de una muchacha recién salida de la adolescencia, que se adivina burguesa, en ruptura con su medio, enamorada con la entrega total, imprudente, de un primer amor. A través de la persecución del objeto de su deseo ese personaje va a adherirse, a incrustarse en una tribu ajena, prohibida: no sólo cuando se mezcla con los taxi boys en la secuencia nocturna de la plaza San Martín: llega incluso a introducirse en la cama de un amigo y su cliente, hasta que en cierto momento siente que el juego la supera y los abandona a su transacción”. Fragmento de un texto de Edgardo Cozarinsky.


Lesbianas de Buenos Aires (Argentina, 2002) de Santiago García. Largometraje documental. 82' .

“'El lesbianismo no es para provocar a los hombres; los hombres no tienen nada que ver', dice una de las protagonistas del documental de Santiago García. Con esta frase se afirma nuevamente que la esquematización padecida por los personajes homosexuales en el cine poco tiene que ver con la realidad. Aquí las mujeres hablan de su cotidianeidad, de las dificultades relacionadas con la discriminación y la legitimación de derechos –especialmente los relacionados con la maternidad- y también hacen confesiones, como que sus primeras fantasías fueron con el hada Patricia, principal rival de la bruja Cachavacha”. Fragmento de un texto de Natalia Taccetta y Fernando Martín Peña.


Tan de repente (Argentina, Holanda, 2002) de Diego Lerman, c/Tatiana Saphir, Carla Crespo, Veronica Hassan, Beatriz Thibaudin, María Merlino. 90' .

“El amor entre mujeres es la posibilidad que se le presenta a Marcia, una joven aburrida de la vida y de la lencería donde trabaja. (…) Aunque teme convertirse en algo que la sociedad (y ella misma) condena, ese miedo es mejor que su vida anterior. Adecuadamente, el film es inclasificable. Se inicia como una road movie que describe la ‘prueba de amor' prometida a Marcia: ir a conocer el mar. El encuentro entre mujeres es desdramatizado pero no deja de ser evidente que se trata de un amor transgresor. Marcia –que no encaja en los patrones de mujer delgada y perfecta- acepta la opción que le ofrecen dos jóvenes Darkness que se hacen llamar Mao y Lenin”. Fragmento de un texto de Natalia Taccetta y Fernando Martín Peña.


Un año sin amor (Argentina, 2005) de Anahí Berneri, c/Juan Minujín, Mimí Ardú, Carlos Echevarría, Javier Van de Couter. 102' .

“Como la novela homónima de Pablo Pérez en que está basada, la película se inscribe en una tradición cuyas raíces se pueden encontrar en el universo literario de la saga de novelas de Hervé Guibert: Al amigo que no me salvó la vida (1990), El protocolo compasivo (1991) y Citomegalovirus (1992). Nuevamente nos encontramos con un escritor enfermo de sida y amante de las prácticas sadomasoquistas que relata minuciosamente los detalles de su enfermedad, los cambios en su cuerpo y la manera en que el HIV modifica sus hábitos de vida. Sin embargo, es una película post-sida. Es decir, el sida ya se ha instalado en la sociedad y en la cultura homoerótica y ya ha dejado sus huellas, aunque el fin del año sin amor es también el de la aparición del cóctel de drogas que le permiten a Pablo la posibilidad de la supervivencia”. Fragmento de un texto de Adrián Melo.


Ronda nocturna (Francia, Argentina, 2005) de Edgardo Cozarinsky, c/Gonzalo Heredia, Moro Anghileri, Rafael Ferro, Darío Tripicchio, Gregory Dayton. 81' .

“El relato que se cuenta en Ronda nocturna no se organiza alrededor de una búsqueda o un plan del protagonista: Víctor no busca nada que no sea eso que la ciudad lleva y trae; su itinerario se organiza en el azar del imprevisto y de la contingencia. Por el contrario, la historia que cuenta la película se organiza en torno a Víctor como objeto de búsqueda y deseo: él es el buscado, el perseguido por sus fantasmas, sus deudos , que han venido a buscarlo para llevárselo con ellos”. Fragmento de un texto Gabriel Giorgi .


Preestreno : viernes 19, trasnoche

Carne sobre carne (Argentina, 2007) de Diego Curubeto, c/Isabel Sarli. Largometraje documental. 95' .

En todo su cine, Armando Bó demostró una capacidad para combinar originalidad, altas dosis de melodrama y el particular imaginario erótico del porteño formado en el clima represivo de los años '20 y '30. Todo eso devino en la creación de Isabel Sarli como perdurable ícono sexual y en un estilo que tiene la curiosa característica de ser audaz y conservador al mismo tiempo, quizá como resultado de una honestidad brutal: Bó no tenía problemas en exhibir ni siquiera sus propias contradicciones. Desde esa perspectiva paradójica Sarlí y Bó confrontaron con la censura por abordar primero la sexualidad elemental de un cuerpo desnudo, pero luego por muchas otras afrentas, como una extensa fiesta de casamiento entre hombres con música de Alice Cooper, una de las primeras lesbianas extracarcelarias que tuvo el cine argentino, o incluso el arquetipo que interpretaba el actor Adelco Lanza. Todo eso y mucho más es reconstruido por Diego Curubeto en este documental, que no sólo cuenta con el testimonio de Sarli sino con mucho material inédito que la censura impidió ver en su momento y que Bó guardó celosamente en espera de tiempos mejores.


Presentación del libro Otras historias de amor , de Adrián Melo (Comp.)

Domingo 28 de septiembre a las 17:00.


A través de una serie de textos de varios autores, el libro (editado por Lea) analiza las formas de representación fílmica de las diversidades sexuales en el cine argentino, de los años treinta a la actualidad. Desde extrañas ternuras entre marineros, soldados, futbolistas, guapos, hermanos, gauchos y malevos, pasando por mujeres travestidas de varón y representaciones de la homosexualidad masculina y femenina asociadas con la delincuencia, la criminalidad y el vagabundaje, hasta los escenarios actuales a partir de los cuales el cine argentino insiste en retratar los amores y los deseos distintos al heterosexismo.

Los autores: Carla Marcantonio, Adrián Melo, Emilio Bernini, Hugo Salas, Néstor Artiñano, Natalia Taccetta, Fernando Martín Peña , Alejandro Modarelli, Anabella Speziale, Patricia Montenegro, María José Rossi , María Sol Aguilar, Marcelo Raffin, Ricardo Rodríguez Pereyra, Edgardo Cozarinsky, Lucas Rozenmacher, Gonzalo Aguilar, Gabriel Giorgi, Daniel Link y Diego Trerotola.



Malba – Fundación Costantini
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Cine

Las funciones de los ciclos de cine de Malba se realizan de jueves a domingos a partir de las 14:00.
Las entradas pueden adquirirse con anticipación en el museo.
Valor de la entrada: $10. Estudiantes y jubilados (con acreditación): $5.
Estrenos especiales: $14. Estudiantes y jubilados (con acreditación): $7.

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La vice de Mc Cain en contra de los matrimonios gays


¿Quién es Sarah Palin? Con esa pregunta se desayunaron ayer los estadounidenses, que veían temprano por televisión cómo los analistas políticos y conductores estrella hacían malabares para buscar información sobre esa dama, la primera mujer en la historia que será candidata a vicepresidente por el Partido Republicano.

En una jugada audaz, John McCain anunció ayer que eligió como compañera de fórmula a Palin, de 44 años, gobernadora de Alaska, una sorpresa para todos aquí, ya que los candidatos que se llevaban todas las apuestas eran el ex gobernador de Massachusetts, Mitt Romney y el actual de Minnesota, Tim Pawnley.

Pero no. Justo en el día de su cumpleaños número 72, McCain anunció que elegía a Palin, mamá de 5 hijos, uno de ellos un bebé de 5 meses. Sangre joven para neutralizar su avanzada edad, uno de los puntos más débiles de su candidatura, ya que es el aspirante a la Casa Blanca más viejo en la historia del país. También, el republicano busca atrapar los votos de la base conservadora que ven en McCain a un hombre demasiado "liberal", no muy lejano de los demócratas en sus posiciones sociales.

Pero la jugada republicana apunta además sin dudas hacia un botín apetecible: los 18 millones de votos de Hillary Clinton. Según diferentes encuestas, entre un 20% un 25% de los que votaron por la ex primera dama en la interna demócrata, no quiere que Barack Obama llegue a la presidencia.

De vestido negro, cabello recogido y anteojos, Palin se presentó como lo que es: una madre conservadora, cristiana y devota de su familia. "I'm an ice hockey mum", dijo la gobernadora, en un juego de palabras con las "soccer mum", como se conocen aquí a las madres que no trabajan y llevan a las plazas a sus hijas a jugar al fútbol. Este sector particular ha sido clave en varias elecciones de este país y ella lo asoció ayer con el hóckey sobre hielo, el deporte más popular en la fría Alaska.

La campaña de McCain busca asociarla con el estadounidense común. "Encontré a la campeona para compartir los valores y los intereses de los estadounidenses", dijo el candidato republicano cuando la presentó ayer en su acto de Ohio. Y sumó: "Es una madre devota". "Nadie está más preocupada que ella por el precio de la nafta". "Trabaja por la gente".

Palin es bien conservadora en temas sociales. Es una ferviente opositora al aborto, está en contra del matrimonio gay y de la investigación con células madre. Por eso mismo hay quienes dudan de que ella pueda en verdad seducir a las mujeres que han votado a Hillary Clinton.

Uno de los puntos más débiles que presenta su candidatura es precisamente su falta de experiencia, algo de lo que acusan a Obama. Hace apenas dos años que asumió como gobernadora de un estado pequeño, alejado y casi exótico para la mayoría de los estadounidenses. Su experiencia previa es haber sido alcaldesa de la ciudad de Wasilla, entre 1996 y 2002.

Rápida de reflejos, la campaña demócrata salió a pegarle por ese flanco. Aunque Obama dijo que Palin es una "persona admirable" y que su designación es "otra señal alentadora de que las antiguas barreras están cayendo entre nuestro políticos", un vocero demócrata evitó las sutilezas: "McCain puso a la ex alcaldesa de una ciudad de 9.000 habitantes con cero experiencia en política exterior a un paso de la presidencia", dijo Bill Burton. También criticó sus posturas contra el aborto y a favor de las perforaciones petroleras en la reserva natural ártica. "La gobernadora Palin comparte con McCain el compromiso de volver sobre "Roe v. Wade" (el fallo de la suprema Corte que autorizó el aborto en 1973), el programa de la industria petrolera y la continuación de las políticas económicas de George Bush que fracasaron. No es el cambio que necesitamos".

Sin embargo la campaña de McCain está contenta con la apuesta. El republicano la presentó como alguien que hará "reformas" aunque evitó usar la palabra "cambio", presente en el slogan de Obama.

Devota cristiana, no solo se opone al matrimonio entre homosexuales sino que está a favor de la pena de muerte y tiene armas en su casa, carnet de la derechista Asociación del Rifle y adora cazar. En su página web se la ve con un animal al que ella misma ha disparado.

En St Paul, Minnesota, sede de la Convención republicana que se inicia el lunes, Palin tendrá la oportunidad de darse a conocer masivamente a los estadounidenses que ayer se sorprendieron con su designación en la carrera de la Casa Blanca.

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sábado, 13 de septiembre de 2008

Christine Vachon: Matadora


“Todo es cuestión de usar la dosis de pasión suficiente”, dice la productora de cine Christine Vachon a modo de epílogo, desde la experiencia de haber hecho posibles las películas de directores como Todd Haynes, Larry Clark, Todd Solondz o Rose Troche. Vestida siempre de negro y seguida de cerca por su mujer y su hija de seis años, la fundadora de Killer films se aventura en lo que vendrá para el cine mientras mira con deseo a la televisión.

¿Hay una vocación en ser productora de cine?

–Si lo que estás preguntando es quién carajo quiere ser productora de cine –como ya lo han hecho–, digo sin dudar: yo. Además tuve mucha suerte de empezar en Nueva York cuando grandes realizadores como Spike Lee, Jim Jarmusch y Todd Haynes, por ejemplo, también estaban empezando. Fue un tiempo en el que había que descubrir el verdadero sentido de posibilidad, parecía increíble que gente como nosotros pudiéramos hacer películas que la gente pudiera ver, y hasta competir con Hollywood. Y la idea de producir películas era una manera increíble de poner en orden todas las cosas dentro de mí. Y encima andar de gira con directores que admiro mucho.
¿Por qué llamar Killer Film a la productora? ¿Había algo con lo que querías acabar?

–No quería matar a nadie, es una expresión en América que se usa cuando querés decir que algo es muy bueno. Entonces, “Killer” es algo usado a modo de motivación, corto, interesante y fácil de recordar.
¿Nunca se te ocurrió dirigir?

–No, y no entiendo por qué la gente piensa que uno es productor porque no puede ser director. Para mí ése no es el caso. La producción de películas siempre me interesó. La dirección no tanto. Estoy muy feliz haciendo exactamente lo que hago y siento que tengo una vida tremendamente creativa. Cuando recién empecé dije “wow!”, es el productor el que tiene que tener toda la imagen en la cabeza todo el tiempo y eso era muy interesante para mí, desde pensar en el tamaño del camarín para algún actor hasta el último detalle de guión. Tomar la decisión de financiar un film, de una manera o de ninguna manera siempre es una decisión creativa porque hay un profundo efecto en la habilidad del director de darse cuenta de que veo su visión de la manera que él o ella quiere.
¿Intervenís sobre los guiones?

–Sí, desarrollamos casi todas las escenas que producimos. Estamos muy comprometidos en el proceso desde el principio. Entonces, para el momento que llega a la pantalla, ya ha habido tremendas cantidades de discusiones e intercambios.
Aun así, con grandes discusiones, pudiste mantener una relación de casi 20 años de trabajo con un director como Todd Haynes. ¿Es difícil sostenerla?

–No, es fácil, una vez que aprendés a colaborar con alguien, es fácil seguir haciéndolo, uno desarrolla una forma de diálogo, de confianza y colaboración, en algún punto es difícil cuando trabajo con nuevos realizadores. Quise trabajar con Todd desde que vi terminada Superstar. The Karen Carpenter Story, porque era a la vez una historia trágica y un entretenimiento divertido hecho con un presupuesto mínimo.
¿Podrías decir que Haynes sigue siendo un director independiente, a pesar del presupuesto de su última película, I’m not there?

–Yo me considero independiente aunque produzca películas de 2 o 25 millones de dólares. Al principio estaba muy claro que un film independiente era la alternativa a un film de Hollywood, que fuera financiado por dinero que no fuese de Hollywood. Ahora ése no es el caso, hay tantas mezclas... Incluso Happiness de Todd Solondz, que es uno de los films más controversiales que hice, estuvo coproducido por Octuber Films, que pertenece a Universal. Entonces el único modo que veo para definir un film independiente es que pertenecen a una mirada singular, aun cuando pueda ser un film de Hollywood, como el caso de There will Be Blood –de Paul Thomas Anderson–; pienso abiertamente que es eso lo que hace a un film independiente: que no podría haberse hecho por nadie más.
Que además, para existir, necesariamente tiene que ser visto...

–Por supuesto. Es la parte más difícil, incluso creo que necesitaría diez años más para poder pensar en cómo pudimos imponer nuestro cine del primer período (principios de los ’80). En Estados Unidos no existen subsidios para el cine como en Europa y eso, aunque envidio a quienes los tienen, es provocador porque fuerza la conversación entre realizadores y audiencia. Una conversación vibrante, excitante, aunque muchas veces sometida a casualidades...
¿Cómo cuáles?

–Bueno, que una historia cuadre en su tiempo. O conseguir una distribuidora. Muchos realizadores nunca consiguen llegar a la pantalla para mantener un diálogo constante con la audiencia. Más ahora que se han perdido la mitad de las distribuidoras.
Y que la otra mitad distribuye material muy homogéneo en todo el mundo...

–Sí; en Estados Unidos apenas si vemos algún film que no sea en inglés. Pero también hay que tener en cuenta que la gente no va al cine, ni siquiera ve películas en DVD sino en la pantalla de su iPod, a pesar de que nosotros las hayamos hecho en 35 milímetros. Es así, nos guste o no.
¿Eso replantea el modo de hacer cine o la búsqueda de historias?

–Todavía no lo sé. Creo que es un típico caso de “vaso medio lleno, medio vacío”; en un modo creo que es increíblemente excitante que los realizadores puedan contar historias mucho más “baratamente” de lo que yo pude. Cuando yo empecé uno tenía que filmar en película, y ahora no; y creo que eso les facilitó el camino a los jóvenes de manera extraordinaria. Pero sí pienso que uno debe mantenerse continuamente flexible y abierto a la rapidez con la que increíblemente cambia todo.
Tan flexible como para producir para televisión en lugar que para el cine...

–Hemos llegado a una etapa dorada de la televisión. Directores que cinco años atrás se habrían alejado de la idea de alguna vez realizar algo para la pantalla chica, ahora lo hacen... A lo que debería agregar que muchos televisores en América son mucho más grandes que muchas pantallas que tenemos en los cines, por lo tanto los términos tienden a confundirse. El hecho es que la televisión es más cambiante que la industria del cine en estos tiempos. La industria cinematográfica está más aterrorizante de lo que ha sido en años anteriores, y la televisión parece estar yendo directamente donde la industria cinematográfica no se anima a ir.
No se podría decir que la serie The L Word sea un lugar donde el cine no se anima a ir, pero sí que ha sido importante para muchas lesbianas. ¿Tuvo algo que ver en ese proyecto?

–No tengo relación con The L Word, mi única relación es que al igual que una enorme cantidad de directores habría matado por trabajar en ella; pero yo no tuve nada que ver, salvo a través de directoras que trabajaron conmigo como Rose Troche. Es verdad que ha sido un evento de visibilidad y es un gran show para mirar... como un Oprah (por el talk show de O. Winfrey), pero suave...
¿Que haya tenido lugar en la televisión abierta colabora con familias queer como la tuya?

–Yo soy gay, tengo una pareja y una hija, ¿eso es queer?
Es un modo abarcativo de llamarla... ¿fue una decisión difícil la de tener una hija?

–Yo creo que no es fácil tener hijos, seas gay, heterosexual o lo que seas. Y sobre todo no es fácil tenerlos en el ámbito del cine y en Nueva York. Pero es todo lo que sé y ha sido una gran experiencia; aunque no es para todo el mundo.
¿Por qué no para todos?

–Porque no todo el mundo debería tener hijos. Hay un montón de padres terribles que no deberían tenerlos. De todos modos, nuestra hija, en Nueva York, es una de muchas y eso facilita las cosas.
Tu esposa...

–Yo nunca llamaría a mi pareja como mi esposa, porque legalmente no podemos casarnos. Depende todo del estado en el que te encuentres.Y si es el estado el que decide si alguien puede o no ser tu esposa, yo no quiero usar ese término.
¿Quisieras tener derecho a usarlo?

–Sí, lo he pensado. Aunque en cierta forma me deprime un poco ver cómo los gays quieren parecerse tanto a los heterosexuales. No lo sé. Pero cuando tenés un hijo y no podés casarte, y no tenés derechos que las familias heterosexuales dan por sentado, es difícil, hay que tomarse un tiempo antes de responder.
¿Las dos tienen las mismas responsabilidades y derechos con respecto a la niña?

–Los tenemos, pero hubo que pasar por muchos procesos y atajos legales, ella tuvo que realizar una second parent adoption (N. de R.: segunda adopción parental, en inglés parent no tiene género).
Al menos existe esa posibilidad para parejas del mismo sexo...

–Sí, existe en Nueva York, pero depende de cada estado. Florida, por ejemplo, está totalmente en contra de la adopción para parejas homosexuales.
¿Hay una mayor apertura en Estados Unidos sobre estos temas?

–No lo sé, no es uniforme. Pero lo cierto es que también hay muchos países europeos que están contra de la adopción para personas homosexuales. Suecia está en contra de la adopción... ¡el país más liberal del mundo! La gente está bien conviviendo con gays, con las parejas que forman, pero cuando metés chicos en el asunto se enloquecen. Es para ellos como cruzar la raya. Y es, para nosotros, la próxima frontera que tendremos que mover.

Marta Dillon
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Crónica de un fin de semana de amor entre gordos y peludos


Cuerpos orgullosos del desborde de sus carnes, de sus pelos, sus ruidos, su hambre, su deseo. Así se reconocen los osos en el universo queer, lejos de la disciplina diet, cerca del exceso. Pero hay más que simples rasgos estéticos: la comunidad que se reunió en un primer –y numeroso– encuentro nacional puso en acto su filosofía de vida en tres días con peso propio.

Alrededor de dos meses antes de cumplir los once eufóricos años de existencia, el Club de Osos de Buenos Aires decidió hacer el Primer Encuentro Nacional de Osos, en Córdoba. Ampliar fronteras, conquistar ámbitos para expandir la sensibilidad osuna siempre fue un objetivo del club. Pero si alguien presenció el viaje a Colonia, Uruguay, de la tímida veintena que formaba el grupo de socios fundadores del club hace más de diez años, apenas encontraría relaciones con el grupo que en 2008 llenó dos micros y viajó desde Capital unas diez horas para encontrarse con otros osos de distintas provincias, como Salta, Río Negro, Santa Fe, Mendoza y Córdoba. En aquel momento, los fundadores se preguntaban: ¿se puede crear y sostener una agrupación basándose en el aspecto físico de sus integrantes, una sociabilidad por afinidad erótica? La subsistencia del Club de Osos de Buenos Aires, como de otros (¿cientos, miles?) similares alrededor del mundo, prueba que la respuesta a esta pregunta es sí. Los osos crecieron en visibilidad, en diversidad, en energía erótica y en propuestas. Poco quedó de la discreción de aquellos pioneros agrupados para compartir una forma alternativa de entender el cuerpo, el amor, el sexo y la amistad entre fanáticos y portadores de pelos corporales, barbas, bigotes y físicos excesivos que van de morrudos a obesos. Pero, ¿hay o tiene que haber algo más que la cuestión física?, ¿existe la cultura osuna?, ¿hay algo así como una filosofía en ese deseo orientado a ciertos rasgos específicos generalmente asociados a la masculinidad? Tal vez, seguir la lógica de este Encuentro Nacional sea una forma de pensar algunas respuestas.
Pilosofía

El encuentro de osos tuvo una grilla reducida y puntual repartida en tres días: una tarde de sauna, una cena en un restaurante, una fiesta en una disco y un asado al aire libre en las bajas sierras. Una vez acomodado cada uno en su hotel, la cuestión era romper el cubito de la manera más contundente, en plan deshielo radical:

desatarse las ropas y respirar aires calientes de sauna para que la libido hierva. El lugar elegido, perdido en el subibaja callejero de la ciudad cordobesa, se llamaba VA.X (juego gráfico que descompone la palabra vapor, usando la equis y desnuda la letra del adn del porno). Hay, claro, en la experiencia del sauna gay, como ya estudió algún sociólogo, la supremacía del cuerpo sin las marcas sociales de vestimenta, posibilitando una relación carnal menos mediada, más culturalmente anónima, primitiva, como si el contacto con la civilización acabara en la puerta del sauna. Nada mejor para un oso que desglamurizar el gusto gay por la ropa de diseño, por el brillo, por la pluma. Nada mejor que los osos para contradecir la filosofía de Hegel cuando decía que el vestido contribuye a “disimular los pequeños detalles del cuerpo que tienen relación con la vida animal, tales como venillas, pelos o arrugas de la piel, a fin de destacar únicamente el lado espiritual de la forma en sus contornos verdaderamente vivos”. Como su nombre lo indica, los osos se acercan a una vida más zoológica, más carnal que espiritual, exponiendo sus rasgos físicos sobredimensionados en contra del pudor que imprime la invasiva estética diet. En este sentido, en la pulsión nudista a revelar lo que para otros es defecto (gordura, vellos profusos, etc.), los osos se relacionan con la filosofía cínica (no confundir con el sentido moderno de cinismo), despreciada por Hegel. Como bien los describe Michel Onfray en su libro Cinismos. Retrato de los filósofos llamados perros, Diógenes y sus secuaces griegos usaban la mínima cantidad de ropa posible, paseando sus cuerpos a la luz del día, incluso al borde del exhibicionismo (uno de los cínicos, Antístenes, hacía agujeros en su ropa para mostrar sus genitales). El deseo por el bulto, piloso y/o carnal, es importante. Los osos en el sauna desfilaban con lo mínimo, apenas un lienzo que servía, a veces, para ocultar los genitales. A algunos les quedaba como taparrabo, como prenda primitiva y aindiada; a otros como una minifalda trans, y caminaban como muñecas peludas por los pasillos, orgullosos de sus caderas gordas. Porque en los osos hay matices para entender la masculinidad, un rango muy amplio que va del indio a la trans, porque las posibilidades de estilo osuno se despliegan sin red, hay quienes parecen la mujer barbuda, y quienes son casi el hombre de Neanderthal. Así, en el sauna se podía ver el postulado central de la filosofía de vida de los osos, su tendencia a que el cuerpo sea una experiencia más real, terrenal, menos espiritual. Fuera del idealismo fotográfico de la representación física de la cultura gay hegemónica, el erotismo osuno incorpora el “defecto”, exhibiéndolo como rasgo afrodisíaco.

La diferencia animal

Hay que detenerse en las barbas para tratar de seguir con la filosofía de la vida y las formas osunas. Un capítulo del libro de Onfray sobre los cínicos se llama “Retrato con barbas y otras pilosidades”, y allí se expone la visión del pelo facial por parte de Schopenhauer: “Este atributo sexual en medio del rostro indica que se prefiere a la masculinidad común, a hombres y a animales, antes que la humanidad. Se busca ser ante todo un hombre y sólo después un ser humano. En todas las épocas y en todos los países en alto grado civilizados, la supresión de la barba siempre nació del legítimo sentimiento opuesto: el de construir ante todo un ser humano in abstracto, sin tener en cuenta la diferencia animal del sexo. El largo de la barba, en cambio, siempre se correspondió con la barbarie, cuyo nombre recuerda”. Obviamente, los osos, como los cínicos que se autoidentificaban con los perros, prefieren salir de esa forma civilizada de uniformidad y dejar que la barba marque diferencias animales. El oso prefiere una sexualidad concreta, escrita en el cuerpo sin nada de abstracciones, la diferencia anatómica ante todo. Y en el sauna se practicó el sexo animal más que nunca, que para eso estaba. Las orgías osunas son particularmente distendidas, con una informalidad de las performances eróticas, y VA.X colmó su cupo, haciendo que muchos tuviesen que hacer colas para esperar que se desocupe algún armario donde dejar los atributos de la civilización antes de participar de la fiesta de las bestias peludas liberadas.

Usando una metáfora física, Onfray escribe que “las raíces de una auténtica filosofía escudriñan primero el vientre y luego la cabeza”, para referirse a la predilección de los cínicos por la realidad física, sensible, antes que por la abstracción espiritual. Para los osos, lo físico es lo primero, pero el vientre deja de ser una metáfora para pasar a ser una prioridad. Porque la segunda actividad del encuentro era una cena en Las Tinajas, un tenedor libre céntrico. Ahí entraron todos los que quisieron, fueron alrededor de 150 osos y cazadores para seguir el fin de semana hedonista y poder recuperar los kilos perdidos entre tanto vapor y gimnasia sexual en el sauna. Y marcaron un mito para todo Córdoba: se cuenta que un grupo de gordos logró hacer saltar la banca del tenedor libre. Esa noche, se rumorea, a los dueños de Las Tinajas los números no les cerraron.

Quienes conservaron fuerzas después de la doble gran comilona (sauna y tenedor libre), fueron a la disco gay Zen esa trasnoche de sábado, y pudieron ver casualmente a la Tota Santillán, el conductor bailantero, que pasó por esa disco y es, para muchos osos y cazadores, un sex symbol autóctono, compartiendo el podio con Rodolfo Ranni y Enrique Liporace, entre los cuerpos célebres más babosamente deseados por la comunidad osuna.

Amor oso

El domingo, la manada se dispersó, algunos osos prefirieron recorrer el centro de Córdoba, otros irse por zonas más rurales, campestres, a distenderse antes de la fiesta nocturna. Franco Pastura y Raúl usaron parte del día para ver el casco histórico. Franco es uno de los socios más activos del Club: tiene 47 años y participa en varias actividades culturales, como el programa de radio Doble Banda y los ciclos de cine. También está escribiendo sus memorias, donde relata la extraña ruta del deseo por los cuerpos gordos, vivida primero en la intimidad de su trunca carrera religiosa para cura, y luego como visibilidad osuna mediática, reivindicando su deseo frente a la cámara que se le ponga al cruce. Actualmente lleva adelante una causa auspiciada por el CELS contra la Policía Federal, por ser víctima de una razzia en una fiesta gay en el boliche Cero Consecuencia hace un par de años. Franco está en pareja abierta y binacional con Raúl, un oso brasileño de unos 140 redondos kilos, que tiene un año más que él y es un erudito apasionado por la arquitectura urbana. Ambos se conocieron en una fiesta del club, hace casi dos años, en uno de los viajes frecuentes de Raúl desde su natal Río de Janeiro a su venerada Buenos Aires. El encuentro no fue exactamente un flechazo: en esa época, Franco se cuidaba para no engordar, era un flaco peludo a quien no le gustaba su imagen como gordo, pero Raúl le pidió que por favor subiese de peso, porque así las cosas no iban a durar mucho. Poca carne, poca pasión. Franco entendió el pedido perfectamente, a él también le gustan los gordos desde su adolescencia. Ahora, su panza crecida es un acto de amor por Raúl, y la paseó orgulloso por la capital cordobesa mientras acompañaba a su novio por catedrales, iglesias y otros edificios que juzgaba con ojo maestro, detectando modificaciones y vestigios de su construcción original. En el interior de los edificios sacros, los feligreses rezaban para glorificar su vida espiritual, mientras Franco y Raúl caminaban celebrando la sensualidad física de las curvas de las cúpulas y de sus panzas.

Rey al pelo

La fiesta del domingo a la noche fue más de lo que se podía esperar, alrededor de 700 personas participaron del ritual osuno. La idea era terminar de encumbrar al cuerpo osuno libertario, alejado de las disciplinas físicas, sumando el baile y el alcohol para hacer del evento un gran carnaval dionisíaco (y unos pocos sumaron el placer del humo dulce de una hierba, por ahora, prohibida en el país). El momento más esperado de la noche era la elección del Rey Oso y el Cazador. Este ritual monárquico, con aires paganos, constaba de dos grupos de postulantes que exponían sus atributos físicos a la concurrencia y el aplauso del público dictaminaba quién era el preferido para el trono. Para los cazadores se presentaron una serie de flacos que gustan de osos y mostraron su acrobacia erótica en una serie de strip-tease amateur: algunos tenían el cuerpo torneado y lampiño, casi como un stripper profesional. Se llevó el premio un mendocino, una de las provincias que más osos trajeron. Entre los postulantes para el Rey Oso había leathers peludos, morochazos norteños, alguno con pollera (una rara moda entre los osos esa noche) y mucha diversidad de tamaños de panzas. La corona quedó en Córdoba, pero estuvo bastante disputada por varias delicias de curvas masculinas, como Favio, un barman tucumano de la disco gay Dios los Cría. El “woof”, gruñido característico usado entre los osos para demostrar la excitación, esa noche se repitió en público y en la intimidad, confundiéndose más de una vez con el quejido del orgasmo. Y los ruidos del placer plenario de ese pequeño festival nocturno de la carne excedida todavía tienen ecos en las fantasías de osos de distintas provincias.

Al otro día, los que fueron capaces de levantarse antes del mediodía, fueron a un asado en las bajas sierras, alrededor de Villa Carlos Paz, y el sol rabioso junto a un ambiente casi bucólico habilitó para sacarse la remera por última vez junto a la comunidad osuna para reiterar el goce hedonista de la carne asada (por el sol, por las brasas) de la forma más silvestre posible, antes de volver a una domesticada vida más o menos rutinaria, más o menos civilizada, que a cada oso le tocó en mala suerte.

Diego Trerotola
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